martes, 24 de marzo de 2009

La Barbarie Neoliberal Sustentable


" ... y a más de uno vi/ mancharse de sangre, herir, torturar,/ de las roncas trompas al sordo clamor,/ a los animales de Nuestro Señor./ Y no era por hambre, que iban a cazar"
Ruben Darío

Arthur Rimbaud escribio en Une Saison en Enfer que la modernidad no era una época propicia para el pensamiento. Y tenía razón. A iniciado, con toda la impecable legalidad burocrática canadisense, la "humanitaria" matanza a palos de focas bebé. Nausea. La idiotez coronada de confort. Nieve teñida de rojo. Verguenza civilizatoria. No hay argumentos para justicar las infamias encontra de la naturaleza. La idea del Progreso hace mucho que no dice nada; sí dicen bastante los ecosistemas destruidos por la voracidad mercantil de Asia y la indeferencia del personal en Occidente.


Solidaridad con lo seres de la tierra. Firma la iniciativa global Save the baby seal!




lunes, 23 de marzo de 2009

El envés del poder. Violencia, mito e institución en René Girard


El ritual es la regulación originaria de una “crisis sacrificial” que se va repitiendo periódicamente cuando, en un grupo, tras una temporada relativamente en calma, pugna por desembarazarse y salir a flote un nuevo período de violencia mimética. Entonces el rito brinda la solución siguiente: la elección unánime de una víctima para ofrecerla a la divina violencia.”
René Girard


René Girard es un autor atrevido, su escritura penetra la cultura, desprende la cáscara moral y jurídica de la sociedad para pensar directamente en las hendiduras oscuras del hombre. Incansable lector de Derrida, Freud, Stendhal, Cervantes y Shakespeare, notable académico en Stanford y unas de las mentes más brillantes de Occidente, René Girard busca ir directamente al origen de lo que Kant, ante la guillotina, llamó el mal radical. Su pensamiento y obra recuerda a Elías Canetti de Masa y poder, a E. M. Cioran de La escuela del tirano, a George Bataille de La parte maldita.

El fascinante trayecto intelectual de Girard analiza la violencia sin más referentes que la violencia misma: el sacrificio. ¿Cómo pensar el acto violento sin adjetivarlo? ¿Cómo mirar la escena original sin quedar ciegos como Edipo? ¿Cómo presenciar la muerte del chivo expiatorio sin sentir culpa? ¿Cómo asistir al hundimiento de la institución sin exponerse a la propia muerte? Girard responde en La ruta antigua de los hombres perversos (1985) que la violencia sólo puede ser pensada en todo su horror trágico desde el mito.
El mito es un límite entre lo posible y lo imposible, una línea entre la vida y la muerte, el origen de las distinciones culturales desde las cuales se crea la identidad y se instituyen las prohibiciones y las jerarquías sociales. Girad recurre al mito fundador de Roma para ilustrar su idea sobre la violencia. Los gemelos descendientes de Eneas, hijos del dios Marte y Rea Silva, son expuestos a la muerte en el río Tíber, pero sobreviven al ser cuidados por una loba, emergen desde lo indistinto de la naturaleza y trazan una línea con un arado para delimitar el espacio de la civitas de lo otro, de aquello que no es humano. Cuando Remo sale de la civitas, transgrede los límites humanos, se convierte en un dios omnipotente o un animal salvaje, abre el espacio humano a la ὕϐρις, al caos, a la violencia indiferenciada. Su muerte repara el límite roto, devuelve el poder a las denticiones entre el adentro y el afuera. Adentro lo que tiene significado y forma, la política. Afuera lo que no se comprende y es absoluto, es decir, lo sagrado.

Lo sagrado es un simulacro, una representación de lo absoluto de una violencia fundacional, histórica, real, escribe Girard en La Violencia y lo Sagrado (1972), que se olvida en el mecanismo repetitivo del rito. La vida en común es posible gracias al ritual que trae al presente nuevamente esa violencia original pero en forma de conmemoración, de fiesta, de gasto simbólico. Las celebraciones fundacionales del Estado nacional, son en ese sentido, la representación cívica de una crisis sacrificial: la Revolución Francesca, la Guerra Civil Española, la Revolución Mexicana, todas, son conflictos violentos mimetizados por el rito. Así surge el horizonte metapolítico de las instituciones, así emerge el sentido de la noche oscura de la memoria.
Girard no para ah, en Le sacrifice (2003) señala que una vez Instituida la sociedad, señalados los límites y prohibiciones, la fuerza del mito permite asegurar su continuidad y vigencia. Cuando el mito pierde fuerza, el límite se borra, la institución se hunde en el devenir. Aparece lo peor, retorna el absoluto y el hombre se vuelve el lobo del hombre como decía Hobbes. La violencia se propaga, devora las diferencias y jerarquías establecidas. Las calles están salpicadas de sangre. Es necesario para la sobrevivencia de la sociedad señalar a una víctima propiciatoria que condense todos los odios, que represente el mal radical, para ser perseguida, para ser sacrificada y purifique de nuevo la vida y se restablezca el sentido común. Sólo así el delirio persecutorio da paso a la razón; cura al hombre de su propio pesar.

El malestar social no siempre deviene en violencia. La catarsis colectiva puede ser alcanzada por simulacros sacrifícales que sublimen el odio, el resentimiento y la envidia. El juego es el mecanismo cultural por donde se evapora la violencia. El juego electoral de los partidos políticos, el juego deportivo de los equipos de futbol, el juego de hurgar en la vida privada de los favorecidos por la fortuna y la belleza, alimenta y satisface las pulsiones arcaicas del hombre. Gracias a Girard comprendemos que la eficacia de una sociedad para procesar la violencia se encuentra en la fuerza de sus mitos fundacionales. Socavar esos mitos es abrir lo humano a lo indistinto de la muerte. La actualidad de Girard es indiscutible. Volver a la lectura de sus obras es una tarea necesaria en estos tiempos indigentes donde la hiper realidad de la violencia consume lo que queda de nuestro sentido común.

sábado, 21 de marzo de 2009

Colosio. Crónica personal sobre los idus de marzo 1994

En 1994 quien esto escribe estudiaba Ciencia Política en la UNAM, eran tiempos vertiginosos, Occidente mudaba de piel debido a la caída del muro de Berlín, y México no era ajeno al movimiento de la historia. Recuerdo que dejé los estudios de ingeniería para estudiar aquello que empezaba a fascinarme: la política, la construcción del poder político, la vida en común.

Mi generación ha sido marcada por el agotamiento del modelo estabilizador de la posguerra y los intentos por transitar hacia un nuevo esquema de desarrollo donde la democracia es el valor civilizatorio fundamental. La apertura política y económica como signo de modernidad. Aparecieron nuevas tecnologías de información que ponían el acervo del mundo al alcance de la gente; iniciaron los conciertos masivos de rock memorables como aquellos de Metallica, U2 y Pink Floyd; los valores de los mexicanos se hicieron más liberales: nuevas formas de familia, otras maneras de amar emergían a lo público, la pasión por la libertad sexual y política desembocaba en lecturas de Empedocles, Heráclito, Lucrecio, Kant, Madison, Nietzsche, Weber, Cioran, Heidegger, Canetti, Mann, Merleau-Ponty, Berlín. Los medios quisieron etiquetarnos, comparando a mi generación con la generación del 68, sentenciando que no teníamos historia, que no teníamos proyecto, que era la generación X. Nada mas equivocado. Mi generación se comprometió con el cambio democrático del país y hoy está comprometida con la búsqueda de nuevas formas de vida pública con justicia, equidad e igualdad.

En 1994 México estaba desgarrado entre dos formas de ver el poder político y proyectar el desarrollo del país: mercado sin democracia, democracia sin mercado. Ese era el debate central hace 15 años. En la Universidad mis profesores de izquierda, como Adolfo Guilly, Víctor Flores Olea, Arnaldo Cordoba blandían el arsenal conceptual de Hegel y Marx para criticar al neoliberalismo. A la derecha Federico Reyes Heroles buscaba refrescar el discurso académico con elementos sociológicos que permitieran pensar la transición democrática y construir una sociedad de mercado. En el centro, Fernando Pérez Correa, nos mostraba el camino del pensamiento libre y el análisis político de rigor metodológico para construir nuevas instituciones bajo la peculiaridad del país. Mi definición personal y académica fue por esta senda de pensamiento. Ayude en sus clases, asistí como alumno. Comprendí el valor de la libertad, de la fortaleza de las instituciones del Estado, estudie el proceso de modernización de Occidente y las peculiaridades sociales y culturales de México. A mi maestro Pérez Correa le debo gran parte de mi bagaje intelectual y ético; también mi definición política comprometida con el partido de la justicia social.

En 1994 ser priísta en la UNAM era políticamente incorrecto. El PRI cargaba el estigma de las políticas de ajuste realizadas por el gobierno de De la Madrid y Salinas. La izquierda se preparó para cercar al Estado y presionar vía el EZLN por una reforma política que diera mayor competitividad a las oposiciones. La derecha no tenía proyecto pero abría de manera pragmática las puertas del poder a muchos jóvenes brillantes de mi generación. En esa coyuntura aparece el discurso de Colosio, fuerte, crítico, profundo: “veo un México con hambre y sed de justicia”. Se vislumbraba una apuesta nueva de conducción del país. Tomando lo mejor del mercado para construir una sociedad abierta y plural viendo lo profundo del país. Días después, en el municipio de Tlanepantla, Estado de México, salude a Colosio en un acto de campaña presidencial. El carisma del candidato envolvía a las bases priístas. Sin embargo, parecía que en las elites nacionales había un profundo desencuentro. Señales ambiguas, decisiones encontradas. Adolfo Guilly pronosticó con agudeza en el aula: la clase política priísta va hacia la ruptura violenta.
En 1994 una bala quebró esa posibilidad de cambio con justicia social. La violencia, el odio y la incertidumbre parecían devorar a las instituciones. Yo estaba en la Biblioteca Central, preparando unas tarjetas para una consultora donde laboraba, dando seguimiento a los discursos de Diego Fernández de Cevallos. Esa tarde el país se pasmó. Los activistas del PRD en el campus de la UNAM llamaron a reuniones urgentes a sus células para valorar la situación. Se decía que el candidato del PRI había sufrido un atentado. No había más datos. De manera inusual se reforzó la presencia de agentes de inteligencia en las facultades más politizadas. Camino al trabajo, en el transporte público, la gente ponía atención a las noticias. Se notaba asombro, el candidato del PRI ha sufrido un atentado en Lomas Taurinas, Tijuana. Avanzaba la tarde. Movimiento frenético en las calles de la Ciudad de México. El Estado procesaba la crisis política. Al llegar a casa mis padres y hermanos enfrente del televisor. Asustados, desconcertados. La primera pregunta fue: cómo estás, no te ha pasado nada, cómo está la calle. Los idus de marzo. Jacobo Zabludowsky da la noticia, sudando copiosamente de la frente, Colosio ha muerto.


Por la mañana, camino a la Universidad, los puestos de periódicos abarrotados. Información, la gente buscaba información. En la Ciudad Universitaria se difundía el rumor de la instalación del estado de excepción. Los grupúsculos radicales se preparaban para escalar un posible escenario de conflicto. La derecha enmudeció. Mi profesor de estadística, a mitad del examen, leía sin entender todos los periódicos nacionales. Angustiado preguntó: qué está pasando. A 15 años, aún se escucha esa pregunta que se ha vuelto un reclamo de justicia, de fin de la impunidad, de devolución a los ciudadanos y a las bases priístas de la verdad histórica sobre el trágico hecho.

Hoy para los jóvenes que asumimos en 1994 estar en el PRI, Colosio representa un compromiso de cambio, de pasión por un país mejor y sin pobreza, de que es posible una sociedad justa, renovada y democrática. Por eso el PRI no olvida a Colosio. Por eso Colosio vive.


"Movilicemos todo el partido, todo el tiempo y en todos los lugares".

miércoles, 18 de marzo de 2009

Vamps & Tramps. Un post sobre la idea de mujer en Camille Paglia


I want to save feminism from the feminists. What I identify with is the prewar feminism, … that period of women where you had independence, self-reliance, personal responsibility, and not blaming other people for your problems.
C Paglia.


No hay política de la alteridad sin mujer. Las formas culturales de representación de la mujer son diversas, existen arquetipos donde la mujer es diosa lunar y tectónica, guerrera sabia, virgen celeste. Occidente tiene una representación más moderna, producto de los derechos sociales y la ampliación de las libertades políticas: la mujer como igual. Representación que celebramos todos en este Día Internacional de las Mujeres.

El relato de la igualdad es fundamental en el imaginario político moderno. De ahí que en Vamps & Tramps Camille Paglia revise la idea occidental de la mujer y sus correlatos en el cine, el arte, la música y el teatro; encontrado arquetipos poderosos de mujeres, desde Atenea hasta Madonna, donde la mujer está vinculada con las fuerzas de la naturaleza, su actos son inocentes en el sentido nietzscheano de la palabra y su libertad consiste en la realización individual del deseo. Las vamps & tramps mexicanas, siguiendo a Paglia, serían mujeres absolutamente libres y autonomas, como Dolores del Río o María Félix, arquetipos del cine nacional donde resuena la fuerza de lo femenino por encima de las convenciones.
Se recomienda sobre Paglia
http://e-barcelona.org/index.php?name=News&file=article&sid=2820
http://www.letraslibres.com/index.php?art=7363

martes, 17 de marzo de 2009

El PRI de EPN hacia la elección legislativa 2009


El liderazgo político de Enrique Peña Nieto es indiscutible; puntea en las encuestas como favorito para ganar la elección presidencial del 2012, genera un magnetismo entre el votante y abriga una esperanza de renovación política en diversos sectores de la sociedad.

El triunfo electoral en su campaña de Gobernador del Estado de México fue impecable. La estrategia consistió en cohesionar a la clase política priísta mexiquense entorno a su proyecto estatal, focalizar el voto duro, incentivar la participación electoral mediante compromisos firmados que hoy son acciones de gobierno: políticas públicas en materia de salud, educación, empleo, infraestructura, apoyo a mujeres y adultos mayores. El gobierno que cumple tiene los niveles de aprobación por encima del gobierno federal. Hoy Enrique Peña Nieto prestigia la política estatal y representa el futuro del PRI mexiquense.
El PRI de Peña Nieto cumple a la sociedad, rinde cuentas, se compromete, es eficaz, incluyente y moderno. El priísmo mexiquense ha privilegiado el acuerdo, la palabra empeñada, el resultado concreto. Ricardo Aguilar Castillo, actual dirigente estatal, ha señalado que el PRI mexiquense es peñista y está listo para ganar la elección intermedia de este año:
"La condición que tiene el Estado de México y más el proceso de conciliación que ha llevado el gobernador Enrique Peña Nieto por una parte, y su partido por otra, permite que otras fuerzas políticas vean atractiva la posibilidad de que el PRI pueda ganar espacios de poder y que esta alianza no debe quedarse sólo en el tema electoral, tiene que trascender a una alianza legislativa, en donde se pueda operar desde el Congreso, la línea política del gobernador, que se puedan hacer las transformaciones legislativas que requiere el estado".

Panorama pre-electoral
Será está una elección decisiva. Acción Nacional se juega la continuidad en Los Pinos, el PRD su reposicionamiento entre el votante desencantado y el PRI el control del Congreso. En tierras mexiquenses, el PRI va a ratificar la confianza ciudadana en su Gobernador. Ampliar los márgenes de gobernabilidad local y nacional. Construir un proyecto político incluyente y responsable.

El PRI ha colocado la eficacia y el empleo como los temas de la elección de medio periodo, es decir, busca que la elección mexiquense sea un plebiscito de la gestión del gobernador Peña Nieto. Para ello ha formado nuevos cuadros, colocando a jóvenes mexiquenses con capacidad de competencia política en municipios y distritos electorales donde el PAN y el PRD van a la baja. Con un proceso interno cuidado, promoviendo la participación en el marco de la unidad interna, conservando la cohesión política entorno al liderazgo de Peña, el priísmo mexiquense se dispone a recuperar municipios perdidos desde 1996 y ser la primera fuerza política estatal.

El PAN busca colocarse como segunda mejor opción entre el votante mexiquense, por eso, ha abierto una línea de diferenciación opositora y de contraste frontal con Peña Nieto. Atenco y Montiel serán los temas de choque. La seguridad pública el catalizador. El proceso de selección y postulación de candidatos ha sido dirigido desde Los Pinos, operado por Ulises Ramírez y Núñez Armas. Las fracturas panistas son evidentes. Irán divididos a los comicios y con la intención del voto en contra. Por esta razón, el presidente Calderón busca poner todo su capital político en juego. Quemar las naves, soldar las fracturas y avanzar para amortiguar la caída en las preferencias.

El PRD resquebrajado en Chalco, con un proceso interno cuestionado por sus propios militantes, con un precandidato a Diputado Federal arraigado por narcotráfico en Ixtapaluca, con un notorio desgaste en Ecatepec. La cuenca electoral perredista está por desaparecer. La cohesión ideológica perredista está destrozada. Las distintas corrientes, integradas por Higinio Martínez Miranda (Grupo de Acción Política), Héctor Miguel Bautista López (Movimiento Vida Digna), Javier Salinas Narváez (Nueva Izquierda) y Emilio Ulloa Pérez (Movimiento de Lucha), se disputan lo que queda del amplio respaldo electoral que obtuvieron en la elección presidencial.

Coda
Las próximas elecciones intermedias servirán para que el escrutinio social ratifique su confianza en los gobernantes y partidos que han sabido cumplir sus compromisos, pero también para manifestar su rechazo a quienes no han sabido responder a sus promesas. Los niveles de rechazo partidista del PRD son altos. El PAN esta en plena caída electoral, amortiguada por el activismo político del gobierno de Calderón. Ambos partidos no han entregado buenas cuentas. De ahí que el PRI destaque por su consistencia ideológica, su cohesión política, su oficio para construir acuerdos y gobiernos que cumplen. Las líneas operativas están ya sobre la mesa. El votante tiene la última palabra.

lunes, 16 de marzo de 2009

Doxa y episteme: las historias de la Revolución Mexicana

La escritura de la historia forja la memoria de la ciudad, envuelve al logos, mantiene intemporal a la palabra, recupera la fragilidad humana del devenir para crear un origen y destino común. Así escribía Artaud de la historia y los historiadores, esos poetas sofistas del poder secular.

A propósito de la celebración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, la disputa sobre la escritura histórica se ha escalado contra el PRI, ya no desde la izquierda sino desde la derecha.
A diferencia de la episteme del revisionismo critico de los años setentas, donde historiadores como Ramón Ruiz, Jean Mayer, John Hart, Arnaldo Cordoba, Friedrich Katz, Adolfo Guilly, Hans Werner Tobler, Xavier Guerra, buscaban comprender las causas, construcción, hegemonía y límites del régimen de la Revolución Mexicana por fuera del discurso del nacionalismo revolucionario, tejido por la historiografía de Jesús Silva Herzog, Marte R. Gómez y la síntesis macro de Frank Tannenbaum; hoy el gobierno en la pluma de Roger Bartra, Macario Schettino y Pablo Serrano, se disponen ha re-inventar una doxa de la historia, desde las aspiraciones y necesidades del ejercicio del poder político del PAN.

¿Por qué la necesidad panista de negar la Revolución Mexicana? La izquierda marxista ya había intentando sin éxito esta apuesta en México: La Gran Rebelión 1905-1924 de Eduardo Ramón Ruiz. La lucha ideológica de la izquierda tenía una razón táctica: despojarle la legitimidad revolucionaria al PRI para hacer atractiva la otra revolución, la definitiva: la proletaria. Zapata, Villa, los Flores Magón, Lazáro Cárdenas fueron objeto de apropiación simbólica en el imaginario de izquierdas.

A partir de la alternancia política, la derecha entiende que la legitimidad del voto no basta para ser hegemonía, que el ejercicio político requiere de una historiografía que apuntale su proyecto nacional. Los embates al entramado ideológico priísta, es decir, al liberalismo y a la Revolución Mexicana, tienen como fin abrir un espacio simbólico a sus propios mitos de origen y destino, a su corriente histórica conservadora. Se configura así un collage inverosímil, donde coexisten las solicitudes de beatificación de José María Carlos Abascal con el pragmatismo ético de Carlos Castillo Peraza.

La derecha mexicana no tiene asideros ideológicos modernos, aceptables, heroicos. Tampoco puede construirlos, menos disputarle al PRI su simbolismo revolucionario. No le queda otro camino que buscar el desprestigio del origen popular priísta y abrirse al futuro desde los límites desencantados del presente.

La legitimidad revolucionaria priísta no está peleada con la legitimidad electoral como asegura José Antonio Crespo; los estudios de micro historia regional, han demostrado que el zapatismo instaló autoridades electas por democracia directa en Morelos, que el constitucionalismo inspirado en Madero llamó a elecciones para renovar los poderes públicos locales en plena guerra civil contra Huerta. La Revolución Mexicana ha tenido un profundo carácter social, se alimenta de los movimientos populares e ilustrados del corazón de la patria, hasta modificar el Estado como señala Alan Knight. La revolución es el motor del futuro. La modernización de México fue posible gracias a la transformación de las relaciones económicas y sociales del Porfiriato, a la confección de un nuevo consenso político. El PRI es una palanca del porvenir. Cuando dejó de serlo, cuando apagó el motor del crecimiento incluyente, perdió la confianza social. Recuperar esa confianza implica volver a ser el partido del futuro, de las grandes transformaciones, de renovación del pacto político que da sustento al Estado mexicano. Ser priísta significa estar abierto a las posibilidades del futuro, a ser un agente de cambio.

Actualizar está alianza partidista con las nuevas fuerzas sociales que emergieron a raíz de la globalización, poner en juego un nuevo proyecto de Estado, de recreación de lo público, acordar una agenda de desarrollo incluyente y sustentable para revitalizar la nación, son las acciones que habrán de poner al PRI a tiempo para ganar con votos el futuro inmediato.

jueves, 12 de marzo de 2009

Nacionalismo Wi Fi y el sorpréndete caso Florence Cassez



Hemos inventariado todo el dolor que eventualmente el verdugo podía extraer de cada pulgada de nuestro cuerpo; luego con el corazón oprimido, fuimos e hicimos frente.
Partage Formel, René Char.


La diplomacia mexicana ha muerto, le han sacrificado primero Fox y ahora Calderón, el primero por cortedad, el segundo por cálculo; en su lugar se levanta una escenografía global con utilería nacionalista. El reparto es de primer nivel. Florence Cassez, belleza francesa que los medios sacan del anonimato judicial, acusada de operar una red de secuestradores.

Ante el acontecimiento, Sarkozy cruza el mar, junto con su hermosa esposa, haciendo escala romántica en las playas del pacifico mexicano. Frivolidad. Gesto demagógico para el elector de derecha que ve en los trópicos tristes una injusticia para su connacional; o viceversa, que ve en la francesa una versión posmoderna del neocolonialismo galo. Inicia la puesta en escena. Paparazzi. Teatralidad. Sarkozy hace como que presiona, Calderón hace como que resiste. Las antorchas nacionalistas se encendien en todo Paris y en la Ciudad de México. Se atiza la intolerancia, el resentimiento, el odio. Finas especies con las cuales se nutre el discurso beligerante de las derechas.

Sarkozy regresa a Francia con una comisión binacional en las manos para la euforia xenofóbica de los franceses ultranacionalistas. Calderón se queda como un defensor de la patria y la justicia, apuntalando el discurso oficial de que las amenazas no sólo están en la esquina de nuestros hogares, sino que vienen también de ultramar. En Los Pinos alguien piensa que nuevamente las armas mexicanas se han cubierto de gloria. Seguimos a la espera de que las encuestas midan el hecho de esta telenovela de precampaña electoral panista.

La guerra contra el narcotráfico nunca ha tenido lugar II


Todo el poder blando de Barak Obama sobre México. Artificios mediáticos que van desde el uso de la categoría de estado fallido (failed state) para calificar al país, pasando por el déficit de gobernabilidad en territorio mexicano hasta el encumbramiento global de uno de los jefes más carismáticos de la droga, El Chapo Guzmán, por la revista Forbes. ¿Presión del mercado más grande de narcóticos para lograr un control más efectivo sobre la oferta? ¿Sustitución de representante del nuevo eje del mal debido al mandato electoral de finalizar la guerra contra Irak? ¿Pretexto para recortar financiamiento del Plan Mérida porque el gasto social debido a la crisis económica representa una mayor prioridad?

Más bien parece ser que Obama le tomo la palabra al gobierno de Calderón: usar el simulacro mediático de la guerra contra el narcotráfico para endurecer la política en materia de migración sin que esto implique un alto costo político entre su base electoral hispana. Vamos a asistir a un blindaje de la frontera norte, al mejor estilo de la era Bush. En Los Pinos la lectura ha sido electoral. Al poder blando de Washington oponen un nacionalismo inusual y una recriminación por la falta de cooperación bilateral para lucrar electoralmente con el acontecimiento mediático y reforzar la línea de operación política interna de que el tema del crimen organizado es fundamental para México.

Este blog recomienda desempolvar la película Traffic de Steven Soderbergh para entender porque no hay una política de Estado de prevención y rehabilitación en ambos países.

miércoles, 11 de marzo de 2009

La guerra contra el narcotráfico nunca ha tenido lugar


Siguiendo a Baudrillard, en México la guerra contra el narcotráfico nunca ha tenido lugar, es una construcción discursiva implantada en los medios, administrada desde el gobierno federal, con la intención de pasar a segundo plano los temas del desempleo, la inflación, la devaluación y la fuga de capitales por las amplias compuertas del sistema bancario., y evitar así un desplome en los niveles de respaldo electoral de Acción Nacional de cara a las elecciones de julio del 2009.

El implante mediático de la llamada guerra contra el narcotráfico, la militarización del país, los signos de fuerza en el discurso presidencial, la sobre exposición de la violencia, la supuestas narcomantas, buscan instalarnos en la realidad virtual del miedo. Ante un gobierno de escasos resultados económicos y sociales, la única apuesta es la fuerza, endurecer el músculo del gobierno. La designación de candidatos desde Los Pinos es una muestra de que el acuerdo se impone, no se construye. La presencia de militares en el Consejo Político del PAN fue un mensaje profundo de cómo se concibe el poder y los aparatos estatales.

La estrategia electoral del PAN tiene como eje central la inseguridad pública, apuntalada por las acciones del gobierno, es decir, que sea el presidente Calderón quien cargue la campaña panista. De ahí que la apropiación de los programas sociales, junto con operaciones espectaculares en materia de narcotráfico, secuestros, corrupción así como una confrontación directa con el PRI y sus liderazgos más notables, busquen de manera táctica colocar al partido del presidente como una segunda mejor opción entre el votante probable.

La viabilidad y éxito depende de que tan grande sea el contraste opositor con el PRI, los boquetes que logre hacer en la percepción ciudadana del tricolor a través de asignar un valor negativo a sus nuevos cuadros, relacionando pasado priísta con un indeseable
futuro mediante hechos de impacto en la opinión pública. La apuesta está echada, en semanas veremos los resultados en las encuestas. De no posicionarse el PAN como segunda mejor opción, el PRI tendrá los resortes políticos del Congreso y la línea de avanzada para impulsar una transformación del sistema político hacia un régimen semipresidencial, que indudablemente, los coloque como un partido reformador y comprometido con el cambio, a la puerta de Los Pinos en el año 2012.

Invitación a lo irrepresentable del poder



No hay nada más inquietante que el pensamiento de lo político en la actualidad global de la técnica. Aquí en este espacio nos interrogamos por la política en la era del vacío y el confort; vamos a tensar palabras acuñadas en el corto viaje de Occidente, palabras como justicia, dignidad humana, democracia, que aún resuenan en el hombre en su ocaso para encontrar de nuevo sentido y hacer sitio en el mundo.


Impolítica es este intento por pensar lo irrepresentable del poder, su negatividad, para penetrar las cosas y ubicar los límites humanos entre la libertad y el mal, el Estado y los abismos, la institución pluralista y la estética totalitaria de la muerte. Vamos a seguir la senda perdida de lo impolítico para reflexionar sobre la agenda pública mexicana, el acontecer global y hacer sentido en la estepa del homo homini lupus.