viernes, 29 de enero de 2010

La estrategama PAN-PRD contra el PRI, ¿funcionará?


El presidente Felipe Calderón quiere ganar perdiendo en el 2010. Lanzar una propuesta de reforma del sistema político desde la televisión, sin antes cabildear en el Congreso los apoyos necesarios y labrar una alianza pragmática con el PRD para que el PRI no se consolide como la primera fuerza política nacional y Enrique Peña Nieto no continúe arriba en las preferencias políticas de los ciudadanos, significa provocar intencionalmente el fracaso de la iniciativa presidencial calderonista.

Y del fracaso provocado, extraer los beneficios mediáticos a través de señalar ante la opinión pública que el PRI está anclado al pasado, conservador del status quo, sin definición ideológica, sin proyecto democrático. Siendo el panismo, el partido del cambio, del futuro.


La propuesta de Calderón parte de una premisa: en un sistema presidencial se requiere de un sistema bipartidista con un gobierno de partido con amplia mayoría legislativa; para eso hay que pasar artificialmente de la democracia concensual de 1996 a un modelo presidencial con mayoría legislativa artificial. Por eso la iniciativa busca cambiar la forma en que los votos se cuentan, el tamaño de los distritos electorales, reducir el número de diputados federales, operar con “candidatos ciudadanos” las preferencias partidistas y diseñar listas abiertas en la elección de senadores todo con la intención de emparejar al PAN con el PRI, por supuesto, con el aval del PRD.

El PRI está procesado, como la caja negra sistémica, el emplazamiento mediático de la reforma electoral y el emplazamiento político de la alianza del calderonismo con los chuchos. La capacidad de asimilar estas cargas, sin división, permitirá al priísmo mantenerse en las preferencias electorales. No es la primera vez que el PRI enfrenta una amplia alianza electoral en los estados. De hecho, hay suficiente evidencia empírica para afirmar que ninguna alianza es eficiente sin una división interna del PRI; en los estados donde se ha fracturado el priísmo ha perdido frente así mismo.

Los límites de la estrategia política de Calderón entonces están en el mensaje que envía al elector: sacrificamos la ideología para que no gane el PRI. Está manera de modelar el voto independiente es un error táctico, pues ni todos los votantes independientes son anti-priístas, ni todos los electores compran el discurso pragmático de hacer que el PRI pierda por los medios que sean. La división y el realineamiento del apoyo electoral, paradójicamente, puede darse al interior del PAN y del PRD.


Las corrientes neopanistas de Diego Fernández de Cevallos y de Vicente Fox han declarado que la alianza es una impostura ideológica. Los acercamientos de Fox con el priísmo veracruzano y los acercamientos de Fernández de Cevallos con el priísmo son evidentes. Del mismo modo, en la izquierda perredista, el respaldo de Cuauhtemoc Cárdenas a la CNC así como la buena comunicación de lo senadores perredistas con los senadores priístas abren la posibilidad de confeccionar un voto estratégico favorable al PRI.

Las apuestas están hechas; de cómo se definan las reglas del juego electoral depende el resultado del 2012. Al corte de hoy, la atracción que provoca el liderazgo político de Enrique Peña Nieto entre el votante independiente, priniciplamente en los jóvenes, sumado al voto consolidado de la estructura territorial priísta prefiguran una victoria en el año 2012. El voto duro priísta ronda por los 10 millones de votos, más 7 millones de mexicanos que han votado alguna vez por el PRI, más lo que coseche una posible candidatura presidencial atractiva para el votante independiente como puede ser la candidatura de Peña; sin duda, el regreso aplastatante del PRI posiblemente rebase con mucho los 17 millones de votos de 1994. Por esta razón, el PRD y el PAN buscan parar, como sea, la marea roja en los estados donde se juegan elecciones este año.




Haití. Una reflexión sobre el Bicentenario de la Idea de América.


Haití innegable, brillantemente
ha encarnado los grandes ideales de justicia,de dignidad y libertad
Haití de pie sola en esa época,dolorosamente sola,
patéticamente sola frente al orden esclavista
De Dans l'urgence de la parole active/ Frank Etienne

La crisis humanitaria, sanitaria y cultural que vive Haití deja al desnudo la precariedad de la modernización iniciada hace más de 500 años. Habermas escribió que fuera del mundo Occidental los valores políticos de la Ilustración eran frágiles. Hoy vemos como se deshace la historia haitiana y el proyecto ilustrado en el Nuevo Mundo, pues Haití es el primer país del planeta que abolió la esclavitud en 1794 y la segunda nación americana, después de Estados Unidos, que obtuvo la independencia en el año de 1804, que acaricio la Idea de América.
¿Por qué fracasó la ilustración política en América? ¿Por qué casi de 10 millones de haitianos, el 70% apenas subsiste en la pobreza extrema con menos de un dólar al día? ¿Por qué de ser una antorcha de libertad e igualdad está nación pasó a ser una pesadilla, un callejón si salida del proceso de civilización, un apéndice de África en el Mar Caribe?
La respuesta está en la pobreza y en las sangrientas dictaduras; en la falta de sentido nacional y en la debilidad de las instituciones públicas, en la intervención neo colonial europea y en el militarismo hemisférico norteamericano. Haití, como buena parte de los pueblos americanos, fue sometido a bloqueos comerciales, a invasiones armadas, a presión financiera, saqueos, corrupción y autoritarismo, un síndrome que dejó sin futuro a pueblos enteros y que en su momento fue objeto de una firme denuncia por parte de americanos universales como José Martí, Benito Juárez, Ignacio Manuel Altamirano.

La dictadura acabó con Haití, desde el inicio, cuando el Imperio, cuando la caída de la República, cuando se instaló la primera “Presidencia Vitalicia”, cuando los Duvalier, cuando los saqueos, cuando los cabos duvalierista –Namphy, Paul, Avril, Cedrás, Biamby– regían el país vía golpes de Estado, cuando Jean Bertrand Aristide olvidó los valores fundamentales de la democracia: la igualdad y la libertad; la esencia cultural de la Idea de América.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Obama y el fin de las ilusiones




La administración Obama ha llegado a un callejón sin salida. Atascada en la reforma del sistema de salud, con un deficiente manejo de la crisis política en Honduras, con una guerra afgana que no es viable ganar en ningún escenario pero que está agotando la política exterior norteamericana en Medio Oriente y, lo más grave, deteriorando el liderazgo mundial de Obama.

El mandato del voto de los norteamericanos era terminar con la guerra en Afganistán e Irak, las decisiones de Obama muestran que la paz tendrá que esperar, la intención de establecer un gobierno para declarar el fin de la guerra tropieza con la realidad, el poder creciente de los talibanes y la corrupción de Hamid Karzai, puesto por Bush y ratificado por el propio Obama. La continuidad de Karzai expresa la línea de continuidad de la política militar en Medio Oriente. La obamanía deja los fulgores mediáticos de la campaña y entra sin éxito a la vieja gobernanza del orden mundial conservador.

La agenda liberal de Obama se desdibuja dramáticamente. Los asuntos domésticos, marcados por la crisis económica y el desempleo, reducen el margen financiero para operar políticas ambiciosas y encarecen los votos en el Congreso a cualquier iniciativa de cambio.

Al cierre del día, Obama cada vez se parece más Nixon que a Kennedy, al grado, de que sus opositores desentierran las afirmaciones del senador republicano John McCain sobre la falta de experiencia política del entonces candidato demócrata. Sin embargo, la necesidad de darle una vuelta de tuerca al orden mundial es impostergable. El calentamiento global y la política energética, un nuevo entendimiento para la sustentabilidad del agua y la seguridad alimentaria de la población mundial, el terrorismo, la pobreza, los derechos humanos y las pandemias así como un nuevo acuerdo económico para sanear el sistema financiero y reactivar los mercados, son temas de primera importancia para la viabilidad de la civilización moderna.

Mientras tanto, al sur del Río Bravo, la agenda mexicana zozobra en el vacío de liderazgo mundial. Sin la incidencia política norteamericana para operar la nueva agenda internacional, el gobierno mexicano carece de brújula, Felipe Calderón hace llamados fundacionales cada fin de semana, simples gestos mediáticos sin soporte en acuerdos legislativos y políticos, oratoria vacía para evitar una mayor caída del PAN en las preferencias. Reforma política y no reforma del Estado; reforma energética cuando ni siquiera se han implementado los cambios en Pemex; reforma fiscal cuando ya fue votado un recesivo paquete de impuestos; reforma laboral cuando se tiene una crisis de empleo e informalidad económica. El anuncio de Calderón no es un llamado para construir soluciones para el futuro, sino para conservar el presente.


Es hora de pensar en grande y con prudencia. Los ajustes en las líneas de operación mundial del gobierno de Obama son deseables y necesarios, los mexicanos seremos los primeros en sentir sus efectos, ya sea para bien o para mal. Este ha sido el sino de nuestra compleja vecindad.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Agenda Bicentenario. Apuntes políticos


México es una economía que ha dejado de crecer. Los diversos indicadores anuncian el desastre: 3 millones de desempleados, una economía informal de 13 millones de personas, baja recaudación y evasión fiscal que alcanza hasta 3% del PIB, un tipo de economía formal sin libertad de empresa, cerrada, opaca y con un número limitado de jugadores que disfrutan de un régimen fiscal especial que les devuelve cerca de 8% del PIB, una profunda desigualdad social que mantiene en la pobreza a 7 de cada 10 mexicanos, concentración del ingreso, migración, violencia, depredación de recursos naturales, un sistema educativo colapsado y precarios niveles de desarrollo humano.

La ausencia de una agenda de Estado, el funcionamiento inercial del aparato administrativo, el bajo nivel de confianza ciudadana en las instituciones, la erosión silenciosa de los procedimientos políticos para crear consensos amplios y duraderos, el corto plazo y las actitudes conservadoras y patrimonialistas de un sistema que solo existe en las mentalidades de la alta burocracia del gobierno federal pero que hace mucho tiempo ha sido dislocado por la globalización.
El presidente de la República maneja un chasis donde muchos resortes y palancas ya no responden: por eso declara algo y pasa lo contrario. El país va a la deriva, encapsulado en su propia sombra, aislándose dramáticamente del debate y cambio de paradigma mundial. El liderazgo nacional de Calderón es más rustico y cada vez menos cosmopolita, sofisticado y democrático; la clase política panista tiene un pedigrí etnocéntrico hecho más de los arquetipos del Periquillo Sarmiento, Lucas Lucatero y Gamaliel Bernal que de una nueva casta de dirigentes propia de la sociedad abierta. Falta liderazgo, sobran ambiciones.

Necesitamos un liderazgo comprometido con reformas claras y con visión de Estado. ¿Qué hacer? Cuatro acuerdos básicos pueden ayudarnos a superar el desastre actual. Una agenda puntual de cuatro reformas urgentes, inaplazables, graduales y del largo plazo: reforma educativa, reforma fiscal, reforma laboral y reforma política.

Sin educación de calidad, vinculada a la nueva economía del conocimiento, no hay futuro; debemos entonces pensar un modelo educativo federal que forme el capital humano de las vocaciones económicas regionales que queremos desarrollar, permita la innovación, la sustentabilidad ambiental y la competitividad global. Con niños que no saben matemáticas y gramática es imposible tener sujetos responsables de su propia biografía: solo podemos aspirar a contar con clientelas, no con consumidores; a tener mano de obra barata, no innovadores; a tener pobres, no emprendedores; a tener servidumbre, no ciudadanía.

Para que florezca esta nueva economía de emprendedores se requiere ampliar y abrir el mercado a nuevos jugadores, formalizar las Mpymes, diseñar un sistema hacendario federalista y eficiente que devuelva competencias tributarias a los estados y municipios, eliminar los regimenes especiales y generalizar el impuesto al consumo, desaparecer cargas fiscales improductivas y modernizar empresas públicas. Sin dinero público suficiente es imposible financiar el cambio social. Unas finanzas públicas sin control efectivo sobre el ejercicio del gasto y sin capacidad de recaudación solo sirven para ofrecer malos servicios públicos, programas sociales asistenciales, corrupción, rescate de empresas públicas y privadas improductivas, es decir, para conservar la pobreza y la desigualdad.

La economía del conocimiento requiere de un nuevo pacto laboral entre empresarios y trabajadores y la compatibilidad de los derechos laborales con la productividad, es decir, pasar del corporativismo al libre mercado, del clientelismo a la democracia. Sin una ampliación efectiva de las libertades y derechos es imposible romper la cáscara patrimonialista, autoritaria y conservadora del sistema político que permite tener acotado el mercado con tramitologías, autocracias, monopolios y licitaciones poco transparentes. Conocer es emprender, innovar, crear, asumir la modernidad plenamente, abatir la pobreza, desaparecer la desigualdad histórica que la mentalidad conservadora asume como natural e inamovible.

La sociedad del conocimiento es incompatible con la opacidad tradicional, la libertad con el autoritarismo, la reflexividad ciudadana con políticas irresponsables. El conocimiento, que en su forma política es el entendimiento y el acuerdo, pide cuentas, participa y juzga públicamente, reconoce logros y decide lo que es posible para una vida buena. Adecuar las viejas instituciones políticas a las condiciones liberales de la sociedad educada y emprendedora, requiere de liderazgos que estén comprometidos con una agenda de modernización política: fortalecer al Congreso, rediseñar la presidencia de la República, repensar nuestro federalismo para transparentar lo local y tener gobiernos más cercanos, eficientes y representativos. No es imposible. Hay muchas experiencias de cambio social exitoso: España e Irlanda, en una sola generación pasaron de la pobreza, los mercados controlados y el autoritarismo; al desarrollo, la libre empresa y la democracia. Podemos ser optimistas a 200 años de la invención de México.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Estado, conflicto y sociedad en México. Apuntes sociológicos sobre el culto a la muerte.

Calaveras de azúcar que alimentan a los muertos. Cantos de alegría para denunciar que no vale nada la vida, que sólo un puño de tierra será el testimonio final. Formas populares, profundas e inconcientes, que articulan la memoria cultural en los símbolos de la muerte. No es la racionalidad acabada del ser para la muerte del existencialismo occidental, sino la emanación mágica, ritual y pagana de los dioses que vuelven, una y otra vez, a sus templos en ruinas para anunciar con su presencia el fin del actual orden que guardan las palabras y las cosas, para decir algo nuevo desde el origen de los arquetipos que los hacen visibles, legibles, comprensibles.

Si consideramos a la acción social como puesta en escena guiada por la interpretación del sentido cifrado en los mitos, distinguido en la temporalidad el modo colectivo de apropiación y uso, es decir, de su pragmática cultural, de quién expresa qué, cómo lo expresa y para qué lo expresa; podemos aventurar una hipótesis de control para interpretar los símbolos del culto a la muerte, su significado compartido e intención en una sociedad atravesada por el desempleo, la pobreza, la desconfianza en las instituciones y la violencia: la emergencia del culto a la muerte representa la organización de actores sociales que emergen de la misma pobreza y el crimen, es una apropiación cultural del pasado escenificado en lo público, por fuera del Estado, radical y potencialmente conflictivo.

La muerte y sus mascaras
En ella todo es condensación de poderes, certeza de armonía futura... No creo, por lo demás, que haya nadie que se sustraiga a esa sensación de poder ‘tremendo’ que irradia de la imagen, a tal punto que puede decirse que ante ella no se está frente a la imagen de un dios, sino frente a la figuración de un poder
Rubén Bonifaz Nuño

En México la muerte no es un estado ontológico, morirse pues; en México la muerte es una potencia, una fuerza sagrada, más preciso, una diosa original, arquetípica, que va y viene en la memoria común, vestida de serpientes y maíz como diosa madre, mito agrícola de fertilidad, mito guerrero sacrificial alimentado de sangre. Diosa madre que lamenta el fin de los días, que llorosa busca a sus hijos perdidos en el agua, en el movimiento, en el cambio, en La Conquista, en La Revolución. Diosa madre desterrada pero no olvidada, que permanece como advocación mariana en la Virgen de Guadalupe, ahí, en su cerro de El Tepeyac, para dar cosuelo a los que han quedado como describe Bernal Díaz del Castillo sin rango, sin copal, sin jade y sin canto.

El Tepeyac de entonces no era un sitio neutro en cuanto a cuestiones religiosas, ya que en él los indígenas rendían culto a la Cihuacoatl o Coatlicue, principalmente bajo su advocación de Tonantzin, Nuestra Madre Tierra. El culto a la Virgen de Guadalupe es mucho más grande y rico al tratarse también de una fusión amorosa y nutriente y diosa ancestral de la muerte, de culto al agua, de regeneración.

Coatlicue, la madre de los dioses. Diosa que parió a la luna, las estrellas y a Huitzilopochtli, dios del Sol y de la Guerra. Toci: abuela o Cihuacoatl: la señora de la serpiente, patrona de las mujeres que mueren dando a luz o Tlazolteotl: diosa de la inmundicia que desaparece los actos malvados, tragándolos. Coatlicue representa la convergencia cósmica-dinámica entre la vida y la muerte, la competencia que origina la vida. La Tierra como la madre amorosa, también es el monstruo insaciable que consume todo lo que vive. La matriz y la tumba. La que limpia la atrocidad y da lugar, cura, calma. El culto guadalupano nace de esta dualidad. El evangelizador para efectuar la conquista espiritual habrá de dotarla de simbolismos occidentales, haciéndola mas poderosa, celestial y morena.

Las flores y los cantos que vienen del cielo y aparecen en la tierra árida y triste de un pueblo que había perdido su identidad, su razón de de ser y su misión, son la prueba inculturada. Ya no son ellos los que van a Dios por esta vía de las flores y los cantos: es Dios que se acerca a ellos para certificar su presencia percibida desde sus categorías. Más aún, las flores y los cantos permanecen en el Icono Santo: María es la Flor donde mora el Cuícatl-Canto

El cuchillo de obsidiana del mito fecundador de la Coatlicue es sustituido por el caritas, el amor cristiano al prójimo; el canto de serpientes y la danza solar por las flores y la oración. El sol deja de ser alimentado de corazones y emerge el horizonte metafísico de la teología occidental. La práctica pastoral estará en constante tensión con la memoria, los lugares y las potencias mágicas de los dioses vencidos.

La negociación eclesiástica con la cultura indígena ha sido, una constante pastoral desde entonces. El catolicismo pragmático supo administrar esta tensión cultural por varios siglos. La aparición actual de la Santa Muerte, La Señora, La Niña, es signo del debilitamiento práctico y simbólico de la Iglesia Católica en su sentido social de formar comunidad. Si sumamos los 3 millones de desempleados, los 16 millones de personas en la economía informal, los 20 millones en pobreza extrema y un gobierno federal ineficiente en guerra contra su población, el resquebrajamiento de los vínculos sociales se hace más que evidente, y de las grietas sociales emerge de nuevo la diosa india, arquetípica, dual, materna y terrible.

La narrativa social de La Señora de la Falda de Serpientes
Coatlicue tiene en los mitos aztecas una importancia especial porque es la madre de los dioses, es decir, del Sol, la Luna y las estrellas....
Alfonso Caso

Ha vuelto, aparece en los paramos post industriales de las ciudades, en los focos rojos de los atlas de seguridad pública del Estado. Ha vuelto, vestida de un kitsche plástico, cursi y recargado del sincretismo cultural que somos como sociedad. Ahí está, puesta en escena, callejera, rebelde y clandestina – porque la Secretaría de Gobernación ha decidido reprimir la memoria colectiva- . Su precariedad jurídica va a contrapelo de la fuerte fascinación que ejerce sobre el público, sobre sus hijos perdidos, expoliados, perseguidos, encarcelados, excluidos del empleo, la educación y el bienestar. Ella esta ahí, marginal entre los marginales. Ese es su poder dual, su vocación carismática, su convocatoria política.

Homero Aridijis asegura que estamos ante el retorno de la Coatlicue, del canto de serpientes, del cuchillo de obsidiana, del destino de afiladas garras, del sacrificio solar al margen del Estado. Es así. El retorno terrible de la madre, en una estética teatral, arropa a sus hijos excluidos del banquete neoliberal. Prostitutas, comerciantes ambulantes, amas de casa, narcotraficantes, policías, profesionistas empobrecidos y desempleados, esas personas superfluas e innecesarias para el capital financiero mundial, entonan de nuevo los cantos originales a la potencia de la tierra fertilizada por la magia de la sangre. La Santa Muerte es la Tlazolteotl o diosa de la inmundicia que desaparece los actos malvados, tragándolos. Limpia. Acompaña. Madre diosa Tlazolteotl-Coatlicue.

No es la primera vez que regresa y se hace visible. En 1808, a dos años de la guerra de independencia, apareció y fue exhibida en el patio de la Universidad. El culto indigena reactivado obligo a enterrarla de nuevo. Siglos atrás, durante las pestes que azotaron las ciudades coloniales de la Nueva España, aparecía, lamentándose la suerte de sus hijos, los más pobres, lo que no tiene rango, los que no tienen lugar y casa, de aquellos que tiene el color de la tierra, que son los mujeres y hombres del maíz. A partir de ahí, La Llorona aparece y se va con la peste. Pero hay otras formas de peste, sociales, políticas, económicas: la peste de la injusticia social y la violencia generalizada.

René Girard señala que esa peste social que erosiona la confianza en las instituciones del Estado, que debilita a los dioses que rigen en las ciudades y que enfrenta al hombre con el hombre: es la peste de la guerra civil. El ambiente social antes del levantamiento popular, en 1910, estuvo plagado de alegorías de la muerte, que José Guadalupe Posada utilizó de manera genial para desafiar a la dictadura de Díaz. La Catrina, muerte vestida con el lujo de la élite porfirista, expresa la dualidad política entre el discurso positivista de los Científicos y la memoria en franca rebeldía.

La Catrina es la representación de un régimen acabado y la promoción del cambio, del movimiento, de la serpiente que se muerde la cola y se alimenta de sangre, esa serpiente sacrificial y violenta que se traga los corazones de los vivos, que va de las formas al vacío para renacer y que despertó la fascinación de Antonin Artaud en su ensayo titulado Primer contacto con la Revolución Mexicana y que Diego Rivera colocó al centro de su mural Sueño de una tarde dominical en La Alameda.


Actualmente la Coatlicue ha tomado las calles atestadas de comerciantes ambulantes y personas sin futuro, aparece en los muros de las cárceles saturadas por criminalizar a los pobres, tiene altares en las zonas por donde pasan migrantes, como único testimonio del que parte a otro lado sin papeles. La narrativa de la Santa Muerte es la narrativa de la injusticia social, da voz a los sin voz, ofrece lugar a los que no tiene lugar y pertenencia, cohesiona a los olvidados de la modernización inacabada, dota de sentido a quienes han perdido la confianza en el Estado y la fe en la Iglesia. La reversibilidad cultural es absoluta:

El señor Fernando de Nova Luján que es celador del Reclusorio Norte desde hace 22 años constató cómo desde hace 15 años, tímidamente, se pintaba la imagen de la muerte en la pared de alguna celda. Pero desde hace tres años se dio “un auge terrible con los altares; la mayoría ya la tiene tatuada y es una devoción igual o más grande que la Guadalupana”, platica alarmado [Araujo: 2007].


La sociedad mexicana, sus 75 millones de pobres, están mirando más allá del status quo. Hoy la muerte ha recobrado sus poderes arquetípicos, habla el lenguaje de la inconformidad social, configura la identidad de los pobres que adquieren poder, dinero y prestigio por medios ilegales, limpia a los impuros, porque como en el pasado, Coatlicue-Tlazolteotl se traga las inmundicias dejadas en el camino ensangrentado del enriquecimiento rápido.

Cuando el futuro es incierto, cuando el presente es brutal, el pasado constituye un sedimento cultural de sentido colectivo, escribe Scott Lash, y opera una “reflexividad estética” comunitaria, tradicional que refunde el pasado con las necesidades de la vida cotidiana para hacer frente a lo desconocido, a lo que angustia, a lo que se teme, con la temeridad misma de la muerte vestida de niña, de santa, de familiaridad y compasión mientras llega la chispa que detone la revuelta social al que con su aparición convoca.

La muerte mediando a la muerte, es el último límite antes de la caída, del abismo, de lo ominoso como única esperanza.

Bibliografía

Araujo, Sandra Alejandra, et. al. (2007). El culto a la Santa Muerte: un estudio descriptivo. Universidad de Londres.
Ambrosio, Juan (2003). La Santa muerte. Biografía y culto. México: Editorial Planeta. 131 pp.
Aridjis, Homero (2003). La Santa muerte: sexteto del amor, las mujeres, los perros y la muerte. México, Alfaguara.
Barranco, Bernardo (2005). “La Santa Muerte”, La Jornada. México. 1 de junio de 2005
Perdigón, Katia, La Santa Muerte. Protectora de los hombres (2008).

lunes, 17 de agosto de 2009

El desafío político del PRI mexiquense: el impacto fiscal de la crisis en los municipios

La lucha política por los recursos escasos en el contexto de la crisis económica ha alcanzado al sistema hacendario mexicano. No es algo nuevo. Recordemos que el PAN acordó con el gobierno de Ernesto Zedillo una reforma a la Ley de Coordinación Fiscal para otorgarle mayores recursos a los municipios urbanos y más poblados del país, que en ese momento constituían la cabeza de playa de la alternancia azul del año 2000. La realidad actual es otra. El elector de esos municipios ha regresado su voto al PRI, no por nostalgia sino por una expectativa clara: formar gobiernos locales responsables, integrados y eficientes que cumplan sus compromisos, como lo hace el gobierno de Enrique Peña Nieto en el Estado de México. El mandato electoral consiste en actuar de inmediato sobre el desempleo y la falta de dinamismo de la economía mexicana.

El PRI Estado de México asume ese mandato, delineado un plan de emergencia para enfrentar la crisis económica. Recomienda disciplina en las finanzas, mayor transparencia, priorizar programas sociales, diseñar un esquema responsable de gasto público, amortizar deuda, acordar convenios con otros ayuntamientos para invertir en infraestructura de impacto regional. Así se construyen gobiernos que cumplen en medio de la crisis económica.


A nivel nacional, el control formal del presupuesto lo tiene asegurado el PRI con su mayoría en la Cámara de Diputados; no así, el control material sobre los recursos fiscales, atribución discrecional de la Secretaría de Hacienda. Parafraseando a un clásico: “el Congreso dispone, y Hacienda recorta”. En ese punto de inflexión del sistema político se está dando la lucha por el futuro inmediato del país.

La dirigencias nacional del PRI señaló en días pasados que espera conocer la propuesta de reforma fiscal del gobierno federal. Felipe Calderón ha medido los costos electorales de enviar su propuesta y decide abrir fuego mediante el secretario de Hacienda: no hay recursos suficientes para estados y municipios sin un incremento en la recaudación fiscal, debido a la caída en los ingresos petroleros que representan cerca de 4 puntos del PIB estimado para el año 2010.


La presión que busca aplicar Calderón a los gobiernos priístas es directa: emplaza al PRI a colaborar con una propuesta fiscal impopular en medio de la crisis sin garantía alguna de que las participaciones federales efectivamente lleguen a las haciendas locales, como es el caso del Estado de México.


Los mexiquenses no sólo sufrimos un injusto esquema fiscal, que nos quita más dinero del que se nos devuelve, sino además padecemos la discrecionalidad del gobierno federal de retener las participaciones necesarias para operar los servicios, las obras y los programas sociales estatales. Sin el corredor azul del Valle de México y la capital Toluca, el gobierno panista amenaza con presionar financieramente la autonomía municipal y el pacto federal, recortando recursos públicos del Fondo II y del Fondo IV del Ramo 33. Una irresponsabilidad como estadista, pero un cálculo partidista frío.

Sin embargo, los municipios que gobernó el PAN en el Estado de México por más de una década, presentan en lo general un panorama desolador:

-Altos niveles de deuda.
-Balances primario y financiero deficitarios.
-Elevados niveles de gasto operativo (gasto corriente y transferencias no etiquetadas)
-Consecuentemente, bajas tasas de ahorro interno (que impacta en la disponibilidad de ingresos para invertir y/o servir deuda).
-Contingencias que pudieran presentarse en el mediano plazo, relacionadas con la situación financiera de los organismos municipales de agua potable.
-Importantes requerimientos de inversión en infraestructura municipal para hacer frente a la problemática metropolitana.


Son tiempos de decisiones, compromiso y unidad. El Gobernador Enrique Peña Nieto reconoce el desafío, llama a los nuevos presidentes municipales priístas a tener disciplina fiscal, operar presupuestos limitados con objetivos precisos, coordinar obras conjuntas de impacto regional, priorizar acciones, redefinir el perfil y estructura de la deuda pública y, ejercer un gasto transparente para realizar la palabra empeñada en campaña. Por otro lado, con nuestros diputados federales lucha por un federalismo hacendario que permita tener los recursos que el Estado de México necesita para crecer con igualdad de oportunidades para todos. La lucha por el futuro ha iniciado. La unidad política entorno al liderazgo de nuestro Gobernador es fundamental para estar a la altura de las expectativas de los mexiquenses: cumplir los compromisos.

jueves, 6 de agosto de 2009

¡Ganamos!


El PRI mexiquense ha ganado la confianza del ciudadano. La crisis económica y la incertidumbre jurídica, social y sanitaria a la que fue expuesta la población solo pudo convencer al núcleo duro del voto panista; el resto de la sociedad buscó alternativas entre las oposiciones, indagó entre las diversas candidaturas, razonó su voto y la mayoría encontró en el priísmo capacidad, experiencia y oficio político.

El partido de la Revolución Mexicana vuelve a contar con el respaldo electoral para trazar una nueva vía de desarrollo nacional. Es hora de construir las nuevas instituciones que necesitamos para gobernar el futuro. Necesitamos revisar juntos nuestro pacto social, definir los objetivos urgentes para navegar en las aguas de la historia.

La educación debe de ser la palanca de la innovación en la economía y el soporte ético de la sociedad. Sin ciudadanos no hay democracia funcional; sin democracia consolidada no hay mercados eficientes. Pagar impuestos, contar con servicios públicos de calidad, ampliar los mercados y reducir las desigualdades son un mismo hecho social. Respetar la ley, vivir con seguridad y ejercer los derechos significa lo mismo. Sin justicia no hay garantías de una vida digna de ser vivida.

La elección ha terminado. El momento del discurso ético y del relámpago carismático debe de dar paso a la ejecución responsable de la idea política en el tiempo solidificado de las instituciones: gobierno es lo que el votante expresó en las urnas, un gobierno democrático, responsable, articulado, eficiente y que cumple sus compromisos. El voto por el PRI es un voto prospectivo, que mira al porvenir, que exige respuestas nuevas a nuevos problemas. Hoy es tiempo de la imaginación política, de la recreación social, de un amplio consenso para edificar el país, el estado y el municipio que queremos y podemos tener.

viernes, 29 de mayo de 2009

La impostura del voto en blanco


El voto expresa el consenso político en una sociedad democrática, es la manera ciudadana de expresar su nivel de satisfacción con el rumbo del país. Hoy alguien está diseminando en los medios, como ha diseminado la “guerra contra el narcotráfico” o la “contingencia sanitaria”, una idea fabulosa: votar en blanco. ¿Quién pierde con esta idea? Los ciudadanos ¿Quién gana con el voto en blanco? Simple, gana el PAN, el partido del desempleo.

Algo de sociología electoral ayuda a disipar la impostura del voto en blanco. La polarización y el ataque no pueden dar más voto a Acción Nacional. De acuerdo a una encuesta del diario Reforma, el PRI se mantiene arriba con el 39% de las preferencias. El ataque al PRI, a sus figuras representativas por usar corbata durante la “contingencia sanitaria” y el uso selectivo de la justicia en Michoacán, si bien, no da más votos al PAN frena al PRI, colocándolo por debajo del 40% de la intención del voto; es decir, los publicistas panistas quieren cerrar la elección.

El PAN ante un votante retrospectivo no tiene nada que ofrecer. Desempleo, inflación, devaluación y carestía afectan su competencia electoral. La puesta en escena de la supuesta guerra contra el narco y la contingencia sanitaria, pretenden mejorar la imagen y valoración del desempeño presidencial, llevando a Acción Nacional de 24% a 32% de las preferencias en unos cuantos meses.

Junio será fundamental para la elección. Aquí entra la estrategia del voto en blanco. Restarle votos al PRI llamando a que los electores descontentos con la política económica de Calderón, coloquen temas de la dimensión institucional como la corrupción, “la partidocracia”, la falta de candidaturas ciudadanas, por encima de la dimensión socio-económica de la pobreza, el hambre y las desigualdades.

Apelando al desencanto del votante panista y a la literatura del maestro Saramago, el movimiento blanco, cuenta con fuertes soportes de opinión pública, los mismos que se utilizaron para sobre exponer el caso de la influenza, hoy empleados para neutralizar el descontento con la anulación del voto.

Nosotros tenemos confianza en la reflexión del elector. Un votante más sereno y retrospectivo va por el PRI, con su voto va a decir no al alza en los precios de la leche, el huevo, la tortilla, la gasolina; con su voto va a decir no al desempleo, la pobreza y la violencia; con su voto va a decir no a un gobierno que no sabe cumplir. Los ciudadanos habrán de decidir el valor de su voto.

jueves, 30 de abril de 2009

Polarización: el correlato inconsciente del tapabocas


¡Tienen la prensa, tienen la bolsa, y ahora tienen también el subconsciente!
La distorsión de la realidad en la noticia es la noticia verídica sobre la realidad.
Karl Kraus

Al margen del manejo mediático de la contingencia sanitaria por la cual atraviesa el país; es importante reflexionar sobre los factores estructurales de la sociedad mexicana, el déficit de eficacia institucional, la baja cobertura del sistema nacional de salud, la marginalidad, las profundas desigualdades; todos estos factores deben de ser analizados para comprender que no es la biología sino las condiciones sociales las que determinan la vulnerabilidad de la población ante un evento de la naturaleza. Si no vemos la pobreza, no vemos la verdadera causa de muerte de los hasta ahora 8 casos confirmados plenamente por las agencias internacionales responsables de evaluar la situación mexicana.

La OMS establece un riguroso protocolo para la administración y logística de enfermedades globales, donde señala que los costos sociales, humanos y económicos son diferentes en cada país. Estados Unidos tiene el mayor número de casos confirmados, pero sus condiciones sanitarias y estructurales son otras, es decir, el factor determinante de la gravedad de una enfermedad viral es la pobreza y la baja escolaridad. Las desigualdades sociales y la marginación en México, se convierten en el vector de transmisión, en el motor social del virus, que pone en situación de riesgo sanitario a 9 de cada 10 mexicanos. El acceso inequitativo a una educación de calidad mantiene en el rezago cultural a millones de personas, limitando el ejercicio de sus derechos sociales y políticos, pero también, atándolos a vivir en condiciones insalubres. Ningún sistema de salud puede asimilar tanta carga, mucho menos, cuando ha sufrido la contracción del gasto público en los dos últimos gobiernos, deteriorado así significativamente la calidad de los servicios médicos que oftece a la gente.

La vulnerabilidad de la población es un factor de riesgo en esta contingencia sanitaria. La agresividad del virus es baja, no es mortal; las victimas fatales se explican más por las condiciones sociales que por la enfermedad misma.

Ya con el análisis de las condiciones objetivas, podemos entrar a hacer un análisis de las condiciones subjetivas, de los signos aplicados para insertar miedo en la población y endurecer los dispositivos de control social gubernamentales. La visibilidad de estos dispositivos de control podemos hallarlo en el cubre bocas. Las autoridades sanitarias federales han reiterado el uso de esta medida profilactica, que no tiene utilidad para contener la enfermedad viral, pero si tiene un manejo eficaz para el control social y la atomización y reclusión de la población que estamos atestiguando.

En entrevista publicada ayer en el diario español El País, Miguel Angel Lezana, responsable del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades de México, admite que no hay un manejo responsable, desde el punto de vista médico, de la información presentada al público, que la danza de cifras fatales de la SSA se debe a que “tenemos un problema de comunicación”. Del mismo modo, reconoce que "la porosidad que tienen [los cubre bocas] permiten fácilmente el paso de las partículas, y porque además es muy poco viable que el virus pueda transmitirse por el aire sin estar en contacto con ninguna superficie" ¿Entonces para qué utilizarlas? Lezana señala que fue la población quien solicito su uso, para sentirse más segura. Sin embargo, hay implementada toda una logística militar, policiaca y gubernamental para distribuir y hacer obligatorio su uso. ¿Con que fin?

Lacan señala que el inconciente esta estructurado como un lenguaje. La manipulación mediática y política de la enfermedad se dirige a desestructurar las formas racionales de la conciencia a través del miedo y la angustia, manifestáronse procesos disociativos y primarios en la subjetividad de quienes admiten como realidad el mensaje mediático. Su signo es el tapaboca. Una parte de la comunidad política se encuentra atomizada y recluida en sus casas. Otra mantiene funcionando a la sociedad pero con diferenciaciones simbólicas visibles, legibles, entre quienes aceptan el control social y quienes lo cuestionan. La división entre sanos-enfermos, recluidos-no recluidos, vida-muerte se vuelve discurso contra el diferente.

La sociedad se mantiene polarizada, no a través de una diferencia política, sino paranoide, entre quienes en el imaginario colectivo procuran el cuidado y entre quienes con su descuido ponen en riego la vida, entre quienes quieren vivir y quienes representan un riesgo, aunque sea solo imaginario. Se deslizan entonces todos los miedos desatados y las pulsiones primarias sobre objetos pulsionales, sacrificiales, de distinciones entre lo puro-impuro, lo aceptable-inaceptable, sano-enfermo. Son tiempos de la peste, de lo impensable, de la fractura social. Pero también son tiempos para cuestionar esta polarización y llamar a la prudencia, el restablecimiento de la cordura, la legalidad y la responsabilidad pública.