
En el 2006 escenario electoral era distinto. López Obrador arriba, bien colocado en las preferencias, “indestructible”, se definía así mismo. Madrazo con un alto nivel de rechazo electoral, desvielaba la maquinaría territorial y, lo peor, ablandaba el voto duro priísta. Calderón abajo, con un partido desgastado por un sexenio sin más fortuna que ser el primer gobierno de la alternancia y una mala campaña que no decía nada a nadie.
Prácticamente desconocido, Calderón no tenía una imagen negativa como Madrazo, tampoco el poder de convocatoria de López Obrador. Descontado el PRI como adversario, la estrategia de la derecha consistió en polarizar al votante para concentrar apoyos electorales y colocarse en la pelea real. López obrador se convirtió por gracia de Los Pinos en “un peligro para México”. No fue el empleo el tema de la campaña calderonista, fueron el odio y el encono sus principales motores electorales. Hoy el país esta sumergido en la violencia debido a la continuidad de esta estrategia.
En el 2009 el PAN se juega su continuidad en Los Pinos. El emplazamiento lo comprende muy bien el presidente Calderón, convertido en el comandante electoral panista; obligado por la realidad. En el primer trimestre de este año los electores daban la espalda a la derecha. Una encuesta realizada por María de las Heras y publicada por Milenio mostraba que el 73% de los ciudadanos consideraba que las acciones presentadas por el presidente de la República en el Acuerdo Nacional a favor de la Economía Familiar no eran suficientes. Los focos rojos se encendieron en Los Pinos. El PRI colocado arriba en la intención del voto. El PRD en caída libre debido sus contradicciones internas.
Ya Acción Nacional tiene aceitada la artillería pesada. Presión maniquea. Apuntalamiento con acontecimientos otra vez mediáticos, con objetivos seleccionados para neutralizar al PRD y dejarlo fuera de la competencia electoral. Un candidato peredista a diputado federal acusado de crimen organizado y Miguel Ángel Almaraz Maldonado, ex dirigente estatal amarillo en Tamaulipas, es acusado de narcotraficante. El elector registra el hecho. El periodista Ricardo Alemán corrobora la eficacia de la guerra contra el narco que no ha tenido lugar: la segunda encuesta electoral publicada por El Universal, —según la cual el PRI cayó de 39.9% de la intención del voto, a 30.30%, el PAN subió de 25.1% a 27.4% y el PRD se desplomó de 15.4% a 12.7%—, lo que prácticamente provocó un empate entre PRI y PAN.La canasta de votos perredistas desencantados es aproximadamente de 7 millones de electores que en este momento no tienen una opción clara. El PRI está buscando a esos posibles votantes, no solo para esta elección que ya tiene asegurada mediante su amplia estructura territorial, sino para la elección grande, la presidencial del año 2012. López Obrado hace su trabajo, busca impedir que esa franja de votantes sea seducida por los priístas, e intenta construirse como una alternativa frente al PAN pero sobre todo frente al PRI; de ahí que lance sus críticas al gobernador Peña Nieto. Sin embargo, los obuses de lodo panista han pegado directo en la imagen del partido amarrillo, hundiéndolo.





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