jueves, 2 de abril de 2009

La vieja receta panista: polarizar a México


Ya funcionó una vez, en la elección presidencial pasada, la línea de confrontación directa con el opositor.

En el 2006 escenario electoral era distinto. López Obrador arriba, bien colocado en las preferencias, “indestructible”, se definía así mismo. Madrazo con un alto nivel de rechazo electoral, desvielaba la maquinaría territorial y, lo peor, ablandaba el voto duro priísta. Calderón abajo, con un partido desgastado por un sexenio sin más fortuna que ser el primer gobierno de la alternancia y una mala campaña que no decía nada a nadie.


Sucedió lo inimaginable. López Obrador perdió la presidencia de la República cuando no asistió al primer debate político. Error táctico. Hizo posible que Calderón se convirtiera en una alternativa de gobierno, no por ser panista, sino por representar una opción para el voto blando del PRI que rechazaba al PRD pero que en su televisor veía como su candidato se desplomaba junto con las tarjetas que caían al suelo. Después del debate, Calderón logró ser la segunda mejor opción para una amplia franja de votantes.


Prácticamente desconocido, Calderón no tenía una imagen negativa como Madrazo, tampoco el poder de convocatoria de López Obrador. Descontado el PRI como adversario, la estrategia de la derecha consistió en polarizar al votante para concentrar apoyos electorales y colocarse en la pelea real. López obrador se convirtió por gracia de Los Pinos en “un peligro para México”. No fue el empleo el tema de la campaña calderonista, fueron el odio y el encono sus principales motores electorales. Hoy el país esta sumergido en la violencia debido a la continuidad de esta estrategia.
En el 2009 el PAN se juega su continuidad en Los Pinos. El emplazamiento lo comprende muy bien el presidente Calderón, convertido en el comandante electoral panista; obligado por la realidad. En el primer trimestre de este año los electores daban la espalda a la derecha. Una encuesta realizada por María de las Heras y publicada por Milenio mostraba que el 73% de los ciudadanos consideraba que las acciones presentadas por el presidente de la República en el Acuerdo Nacional a favor de la Economía Familiar no eran suficientes. Los focos rojos se encendieron en Los Pinos. El PRI colocado arriba en la intención del voto. El PRD en caída libre debido sus contradicciones internas.

Perpetrado en las imagenes de la violencia y las AK-47, el PAN logra imponer su agenda a los votantes a través del gobierno federal: es el narcotráfico y no el empleo el mandato de la elección. Pirotecnia externa con Sarkozy y Obama. Detención de narco juniors para presentar a los medios. Golpes directos para diferenciarse de las oposiciones, “quien no apoya al Presidente, es narcotraficante”. Resonancia mediática. Polarización instantánea. Las oposiciones ceden a su modo, con más costo que beneficio, debido a que el tema del narcotráfico cobra significación y diluye el tema de la crisis económica. Todo es narcotráfico y crimen organizado. Los spots de Coca Cola sobre la crisis y el desempleo parecen hechos para otro México, donde no viven los panistas. Ya Acción Nacional tiene aceitada la artillería pesada. Presión maniquea. Apuntalamiento con acontecimientos otra vez mediáticos, con objetivos seleccionados para neutralizar al PRD y dejarlo fuera de la competencia electoral. Un candidato peredista a diputado federal acusado de crimen organizado y Miguel Ángel Almaraz Maldonado, ex dirigente estatal amarillo en Tamaulipas, es acusado de narcotraficante. El elector registra el hecho. El periodista Ricardo Alemán corrobora la eficacia de la guerra contra el narco que no ha tenido lugar: la segunda encuesta electoral publicada por El Universal, —según la cual el PRI cayó de 39.9% de la intención del voto, a 30.30%, el PAN subió de 25.1% a 27.4% y el PRD se desplomó de 15.4% a 12.7%—, lo que prácticamente provocó un empate entre PRI y PAN.

La canasta de votos perredistas desencantados es aproximadamente de 7 millones de electores que en este momento no tienen una opción clara. El PRI está buscando a esos posibles votantes, no solo para esta elección que ya tiene asegurada mediante su amplia estructura territorial, sino para la elección grande, la presidencial del año 2012. López Obrado hace su trabajo, busca impedir que esa franja de votantes sea seducida por los priístas, e intenta construirse como una alternativa frente al PAN pero sobre todo frente al PRI; de ahí que lance sus críticas al gobernador Peña Nieto. Sin embargo, los obuses de lodo panista han pegado directo en la imagen del partido amarrillo, hundiéndolo.
La segunda fuerza política será el PAN. Desde ahí el presidente Calderón se dispone a retener el poder en el 2012. Por eso ha empezado a abrir fuego hacia el PRI, contra la dirigencia nacional, para posicionarse ante el votante anti priísta pero sobre todo con el votante independiente que rechazó a López Obrador en las urnas. Concentrar fuerzas y polarizar a la sociedad, es la vieja receta. El gobernador Peña, puntero en la carrera presidencial, es el objetivo natural del panismo. Acuerdos de obra pública e infraestructura han sido cancelados de manera unilateral por el gobierno federal para afectar los niveles de aprobación del gobierno peñista. Como en la administración Fox, el sexenio actual es de tres años. El PRI en un conclave de legisladores y gobernadores revisa el futuro, afina el presente.

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