viernes, 29 de enero de 2010

La estrategama PAN-PRD contra el PRI, ¿funcionará?


El presidente Felipe Calderón quiere ganar perdiendo en el 2010. Lanzar una propuesta de reforma del sistema político desde la televisión, sin antes cabildear en el Congreso los apoyos necesarios y labrar una alianza pragmática con el PRD para que el PRI no se consolide como la primera fuerza política nacional y Enrique Peña Nieto no continúe arriba en las preferencias políticas de los ciudadanos, significa provocar intencionalmente el fracaso de la iniciativa presidencial calderonista.

Y del fracaso provocado, extraer los beneficios mediáticos a través de señalar ante la opinión pública que el PRI está anclado al pasado, conservador del status quo, sin definición ideológica, sin proyecto democrático. Siendo el panismo, el partido del cambio, del futuro.


La propuesta de Calderón parte de una premisa: en un sistema presidencial se requiere de un sistema bipartidista con un gobierno de partido con amplia mayoría legislativa; para eso hay que pasar artificialmente de la democracia concensual de 1996 a un modelo presidencial con mayoría legislativa artificial. Por eso la iniciativa busca cambiar la forma en que los votos se cuentan, el tamaño de los distritos electorales, reducir el número de diputados federales, operar con “candidatos ciudadanos” las preferencias partidistas y diseñar listas abiertas en la elección de senadores todo con la intención de emparejar al PAN con el PRI, por supuesto, con el aval del PRD.

El PRI está procesado, como la caja negra sistémica, el emplazamiento mediático de la reforma electoral y el emplazamiento político de la alianza del calderonismo con los chuchos. La capacidad de asimilar estas cargas, sin división, permitirá al priísmo mantenerse en las preferencias electorales. No es la primera vez que el PRI enfrenta una amplia alianza electoral en los estados. De hecho, hay suficiente evidencia empírica para afirmar que ninguna alianza es eficiente sin una división interna del PRI; en los estados donde se ha fracturado el priísmo ha perdido frente así mismo.

Los límites de la estrategia política de Calderón entonces están en el mensaje que envía al elector: sacrificamos la ideología para que no gane el PRI. Está manera de modelar el voto independiente es un error táctico, pues ni todos los votantes independientes son anti-priístas, ni todos los electores compran el discurso pragmático de hacer que el PRI pierda por los medios que sean. La división y el realineamiento del apoyo electoral, paradójicamente, puede darse al interior del PAN y del PRD.


Las corrientes neopanistas de Diego Fernández de Cevallos y de Vicente Fox han declarado que la alianza es una impostura ideológica. Los acercamientos de Fox con el priísmo veracruzano y los acercamientos de Fernández de Cevallos con el priísmo son evidentes. Del mismo modo, en la izquierda perredista, el respaldo de Cuauhtemoc Cárdenas a la CNC así como la buena comunicación de lo senadores perredistas con los senadores priístas abren la posibilidad de confeccionar un voto estratégico favorable al PRI.

Las apuestas están hechas; de cómo se definan las reglas del juego electoral depende el resultado del 2012. Al corte de hoy, la atracción que provoca el liderazgo político de Enrique Peña Nieto entre el votante independiente, priniciplamente en los jóvenes, sumado al voto consolidado de la estructura territorial priísta prefiguran una victoria en el año 2012. El voto duro priísta ronda por los 10 millones de votos, más 7 millones de mexicanos que han votado alguna vez por el PRI, más lo que coseche una posible candidatura presidencial atractiva para el votante independiente como puede ser la candidatura de Peña; sin duda, el regreso aplastatante del PRI posiblemente rebase con mucho los 17 millones de votos de 1994. Por esta razón, el PRD y el PAN buscan parar, como sea, la marea roja en los estados donde se juegan elecciones este año.




Haití. Una reflexión sobre el Bicentenario de la Idea de América.


Haití innegable, brillantemente
ha encarnado los grandes ideales de justicia,de dignidad y libertad
Haití de pie sola en esa época,dolorosamente sola,
patéticamente sola frente al orden esclavista
De Dans l'urgence de la parole active/ Frank Etienne

La crisis humanitaria, sanitaria y cultural que vive Haití deja al desnudo la precariedad de la modernización iniciada hace más de 500 años. Habermas escribió que fuera del mundo Occidental los valores políticos de la Ilustración eran frágiles. Hoy vemos como se deshace la historia haitiana y el proyecto ilustrado en el Nuevo Mundo, pues Haití es el primer país del planeta que abolió la esclavitud en 1794 y la segunda nación americana, después de Estados Unidos, que obtuvo la independencia en el año de 1804, que acaricio la Idea de América.
¿Por qué fracasó la ilustración política en América? ¿Por qué casi de 10 millones de haitianos, el 70% apenas subsiste en la pobreza extrema con menos de un dólar al día? ¿Por qué de ser una antorcha de libertad e igualdad está nación pasó a ser una pesadilla, un callejón si salida del proceso de civilización, un apéndice de África en el Mar Caribe?
La respuesta está en la pobreza y en las sangrientas dictaduras; en la falta de sentido nacional y en la debilidad de las instituciones públicas, en la intervención neo colonial europea y en el militarismo hemisférico norteamericano. Haití, como buena parte de los pueblos americanos, fue sometido a bloqueos comerciales, a invasiones armadas, a presión financiera, saqueos, corrupción y autoritarismo, un síndrome que dejó sin futuro a pueblos enteros y que en su momento fue objeto de una firme denuncia por parte de americanos universales como José Martí, Benito Juárez, Ignacio Manuel Altamirano.

La dictadura acabó con Haití, desde el inicio, cuando el Imperio, cuando la caída de la República, cuando se instaló la primera “Presidencia Vitalicia”, cuando los Duvalier, cuando los saqueos, cuando los cabos duvalierista –Namphy, Paul, Avril, Cedrás, Biamby– regían el país vía golpes de Estado, cuando Jean Bertrand Aristide olvidó los valores fundamentales de la democracia: la igualdad y la libertad; la esencia cultural de la Idea de América.